Mujeres en la Historia

27.04.2011 17:13

Mujeres, la mitad de la Humanidad,… un trozo de Historia que nos pertenece, que es sugerente, palpitante, un encuentro real con aquellas que nos precedieron, con la lucha, el amor, el arte, la música, la ciencia…

Muchas temieron, otras se resignaron y no supieron superar una vida de traumas, frustraciones, infelicidad y aceptaron sumisas su destino. Pero algunas sí reaccionaron y su protesta y ejemplo nos vienen ya de tiempos inmemorables.

Mujeres: Las hubo tanto guerreras como científicas, aventureras como políticas, reinas, nobles, intelectuales, abadesas, astrónomas, escritoras, pintoras o... simplemente esposas.

Luchadoras todas ellas, consiguieron proyectarse más allá de los muros tan estrechos que la sociedad les imponía. Con gran esfuerzo, tenacidad, valentía y perseverancia, lograron superar obstáculos para tener acceso a la educación y a una mínima libertad de movimiento, a desarrollarse como personas, como seres humanos.

Fueron artífices de sus propios destinos, ya sea vestidas como mujeres, con indumentaria masculina o tras los hábitos de monja, todas intentaron dejar su impronta en el momento histórico que les tocó vivir y así lograron ser ellas mismas.

Resalto lo positivo de todas estas historias que son como faros que alumbran y colorean el pasado, inciden en el presente y nos ayudan a construir un futuro más solidario, una Humanidad nueva y liberadora.
 

 

A continuacion dejamos las biografias de algunas de ellas:

Nannie Helen Burroughs nació en Orange, Virginia en 1883 (o 1879). Educadora, editora, oradora, activista por los derechos de educación de los afroamericanos. Hija de ex esclavos, quedó huérfana de padre a los cinco años y su madre se trasladó a Washington DC en busca de poder brindar a su hija una mejor educación. En 1896 se graduó con honores en negocios y economía doméstica y recibió en 1907 el título honorario de maestra de la Universidad de Kentucky. Al no lograr un puesto en la enseñanza pública en Washington DC, por ser una mujer negra, se mudó a Filadelfia y se convirtió en editor asociado del periódico Bautista “La bandera cristiana”. Fue miembro activo, con ideas muy radicales, de la Asociación Nacional de Mujeres de Color (NACW) abogando por las ocho horas de trabajo de la clase trabajadora, no sólo de las industrias, también de las empleadas domésticas, ya que trabajaban hasta quince horas por día. Fue secretaria de la Convención Nacional Bautista de la Mujer, en Louisville, Kentucky, donde dio muestras de gran capacidad oratoria, con su discurso en 1900, “¿Cómo las hermanas se ven obstaculizadas por Ayudar?”, apoyando la labor misionera y educativa en todo el pais.
Valiente y muy decidida, Nannie Helen fundó su propia escuela, en 1909, en Washington DC., la Escuela Nacional de Capacitación para Mujeres y Niñas, con el propósito de preparar a las estudiantes para que fueran mujeres independientes, enfatizando la importancia de la religión, la higiene personal y de la casa y educación empresarial. Eran las "Tres Bes de la Educación", e igual que las educadoras negras Mary McLeod Bethune y Charlotte Hawkins, trabajaba para lograr la equidad racial y de género, tanto en la Iglesia Bautista como en la sociedad. Incluía también curso de historia y cultura afroamericana. Directora exigente con sus estudiantes, las capacitaba para ser trabajadoras respetables y honradas, pero no sumisas.Partidaria del sufragio femenino, escribió en 1915 un artículo en la Crisis, revista oficial de la Asociacion Nacional para el Progreso de la Gente de Color (NAACP), exigiendo el derecho al voto de las mujeres negras. Otro artículo fue “El valor social de la Historia de los Negros”. Fue miembro fundador de la Lucha Anti Linchamiento: cualquier afroamericano inocente podía ser asesinado frente al público, como táctica de intimidación para asegurar la dominación de los blancos.
Luchadora incansable, reconocida educadora a nivel nacional, Nannie Helen dedicó su vida a la Escuela de Capacitación Profesional, donde se educaron miles de mujeres de Estados Unidos, Africa y el Caribe, y del cual fue su directora hasta su muerte, acaecida en 1961 en Washington DC. Después de su muerte, en 1964 la Escuela que ella fundó fue rebautizada con el nombre de Escuela de Nannie Helen Burroughs en su honor y declarada en 1991, Monumento Histórico Nacional

 

 

Elena Lucrezia Cornaro Piscopia nacio en 1646 en Venecia, Italia. Primera mujer en el mundo en obtener el doctorado de filosofia y teología.
Nació en una noble familia veneciana, por lo que pudo acceder a una esmerada educación. Con profesores particulares aprendió varios idiomas, griego, latin, hebreo, español, francés y árabe. Se instruyó con facilidad en matemáticas, astronomía, filosofía y teología. También tomó clases de música: a los 17 años llegó a ser una virtuosa del arpa, el clavicémbalo (=antecesor del piano) y el violín. Fue reconocida como una gran compositora y concertista.Inteligente, con gran avidez de conocimientos y estimulada por su padre, Giovanni Cornaro, procurador de la Basilica de San Marco, Elena ingresó a la prestigiosa Universidad de Padua para estudiar teología y filosofía. A pesar del surgimiento de las Universidades en Europa, a partir del siglo XII (Edad Media), pasando por la Ilustración, Siglo XVIII, el Siglo de las Luces, y hasta finales del siglo XIX, las oportunidades educativas de las mujeres fueron casi nulas, ya que dichas universidades les prohibian el acceso. Con excepción de Italia en la que un grupo reducido de mujeres pudo estudiar, siendo la Universidad de Padua, fundada en 1222, (la segunda de ese país, la primera fue la de Bolonia fundada en 1088) la que permitió la entrada a las mujeres y la primera institución que otorgó un título académico a una mujer, hecho que no volvió a repetirse hasta trescientos años después. Elena al optar por el doctorado de teología, se enfrentó con la oposición de la Iglesia Católica de Roma, ya que el obispo de Padua, el Cardenal Barbarigo (1625-1697), hizo referencia a San Pablo, que no aceptaba que una mujer enseñara a los monjes. Por lo tanto en 1678, a los 32 años, fue la primera mujer en el mundo en doctorarse en filosofía con una tesis sobre el Análisis y la Física de Aristóteles. Fue tan grande la afluencia de profesores y público, que hizo su defensa en la Catedral.
Con brillante y excepcional inteligencia, ese mismo año se convirtió en profesora de matemáticas en la Universidad de Padua. Posteriormente decidió consagrarse a la caridad e ingresó en la orden religiosa Benedictina.
Elena Lucrezia Cornaro falleció en 1684 a los 38 años de edad.

 

May French Sheldon nació en 1847 (algunos historiadores dicen 1858) en el sur de Estados Unidos. Viajera, escritora, exploradora estadounidense.

Pertenecía a una reconocida y acaudalada familia americana, sus padres eran grandes viajeros y May los acompañó a los 16 años, en su primer viaje alrededor del mundo. Estudió ciencias e idiomas, pero su interés mayor fueron las obras de grandes exploradores de Africa. Aprendió a cazar y a montar a caballo, como una experta amazona.

Se casó con un hombre de negocios y fue dueña de una editorial en Londres. Tras algunos años de casada, dejando la comodidad de su vida, decidió planificar y organizar su propia expedición a Mombasa. Fue disuadida por las autoridades, llamada loca y excéntrica, aduciendo que Africa del Este no era lugar para una dama. Kenia era una colonia británica desde 1887, pero Mombasa, su capital, seguía estando bajo el dominio del sultán de Zanzíbar.

May intentó viajar con máximo confort llevando vestidos de seda, sombreros, pelucas, servicio de porcelana, cubiertos de plata, hasta una bañera de zinc, además de tiendas de campaña, camas plegables y un botiquín con fármacos para combatir las enfermedades. No faltaban paraguas, cajas de música y relojes para intercambiar con los nativos.

En el continente africano, en la segunda mitad del siglo XIX, habían muchas regiones que no estaban colonizadas y eran hostiles a los extraños; los caminos eran casi inexistentes, pero a pesar de esos obstáculos, Africa era un reto para los aventureros viajeros. May partió en 1891 de Nápoles al Canal de Suez, luego Yemen y finalmente el puerto de Mombasa; valiente, decidida y muy independiente, quería llegar a las zonas que habitaba la tribu de los masais.
 

Acompañada de más de 100 hombres, con su carácter firme pero compasivo, logró su respeto y confianza - ella les curaba las heridas - llamándola “Mujer jefe”. Acampó en el lago Chala y tras una larga y agotadora marcha, llena de peligros, la intrépida aventurera encontró al norte del Kilimanjaro, la región de los masais. “Eran espléndidos salvajes, llenos de energía y audacia”.

Seis meses después de su regreso, publicó en 1892, su libro “De sultán a sultán“ donde volcó sus experiencias, detallando las distintas tribus que conoció, transmitiendo la emoción de sus aventuras y el paisaje africano. Organizó varias exposiciones con los objetos traídos de Africa, que le valieron varias medalles. “La reina blanca del Kilimanjaro” fue miembro de la Real Sociedad Geográfica de Gran Bretaña y de varias asociaciones antropológicas. Su objetivo se había cumplido: demostró al mundo, que con voluntad y tenacidad, las mujeres podían hacer lo mismo que los hombres.

May Sheldon volvió a Africa en 1895 para hacer un estudio de las poblaciones del Congo, pero en 1914 en la guerra del Congo, al ver las condiciones de los trabajadores de las plantaciones, recolectó fondos para mejorarlas. Recibió el título de Caballero de la Orden de la Corona de Bélgica.

Tras el fin de esa guerra, realizó otros viajes a distintas partes del mundo. Murió en Londres en 1936.

 
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