La FE no entiende de papeles

28.04.2011 19:37

Hace un año el vicario Francisco Correro Tocón compartió un sueño con ‘El Faro’: ver en alguna procesión de Semana Santa a inmigrantes del CETI portando las imágenes sagradas, como cualquier costalero. Sus vivencias como párroco de la iglesia de África, a la que asiduamente acuden los inmigrantes para compartir su fe, le habían servido para saber de esa querencia de los sin papeles por participar de la Semana de Pasión.
Pues bien, esta madrugada los inmigrantes Víctor (cubano),  Duny, Paul Erik y Bernard Javier (subsaharianos del Congo y Camerún) harán que el sueño del vicario se haga realidad. Ellos van a ser los primeros inmigrantes del CETI que participen en la Semana Santa ceutí como costaleros. Y lo harán portando a hombros el conjunto escultórico del Descendimiento, que tiene fijada su salida a partir de las doce de la madrugada.
La Hermandad no ha tenido ningún problema en facilitar la participación de estos inmigrantes, después de que el director del CETI, Carlos Bengoechea, les confirmarán el deseo del grupo de poder salir de costaleros. El hermano mayor, Carlos Torrado, destaca el aperturismo de una cofradía que “está abierta” a lo que “cada uno puede aportar”. Y en el caso de este grupo de inmigrantes pueden aportar las ganas y el deseo de procesionar como extensión de su fe. Y ante eso no hay barreras que valgan porque la fe no es patrimonio de unos pocos.
Así las cosas el Descendimiento será, esta madrugada, la primera cofradía de Ceuta cuya cuadrilla se diferencia del resto porque entre los costaleros marchan unos hombres cuyos deseos inmediatos pasan por obtener la libertad. Y esa libertad existe sólo si logran los papeles.
“Aquí nunca se dice que no a quien tiene ganas”, asevera el capataz del Descendimiento Antonio Vallejo, quien destaca la unión existente entre la cuadrilla y el hecho de que a todos les pareció una buena idea acogerlos.
Víctor, Duny, Paul Erik y Bernard Javier ya tienen sus costales. Se los ha dado la propia Hermandad. También tienen sus pantalones y alpargatas. Eso los ha puesto el CETI. ¿Y ellos? La ilusión y la fe.
“Para mí esta madrugada se hará realidad mi sueño”, apunta Víctor, el cubano residente en el CETI, erigido en uno de los máximos colaboradores del campamento. Él es quien está sirviendo de intérprete en la Hermandad para indicarles a sus compañeros subsaharianos las órdenes que deben seguir. En Cuba el sentimiento católico se vive de otra manera. En la isla de Fidel todo está muy limitado hasta el punto de que salir a la calle exteriorizando los actos de fe puede traer graves consecuencias. Por eso Víctor valora, y mucho, poder procesionar en libertad, poder vivir la fe sin temor a represalias. Y eso es lo que quería, vivirla. Lo quería desde que esperaba en Tetuán el momento de pasar a Ceuta, mientras convivía con miembros de la iglesia católica que le acogieron y le cuidaron durante una odisea que los lectores de ‘El Faro’ pudieron conocer en anterior edición.
Ahora Víctor puede cumplir ese sueño. Sus amigos y compañeros de campamento, naturales de Congo y Camerún, sí podían vivir la Semana Santa en sus países sin esa presión. Allí también existen las procesiones. Son distintas a las de Ceuta en apariencia, pero no el sentimiento cristiano, que es lo que vale. Y eso es precisamente lo que les une al resto de costaleros de la cuadrilla del Descendimiento.
Erik recuerda que podían haber sido más. Que haya sólo cuatro inmigrantes de costaleros no significa que no hubiera más candidatos. “Iban a venir más, pero se los llevaron”, indica. Se refiere a los cameruneses que la semana pasada fueron detenidos por la Policía Nacional y trasladados a un CIE peninsular a la espera de una posible deportación.
Pero en el CETI además de costaleros hay penitentes. Y estas son mujeres. Se llaman Blandine, Youyoo, Beatrice y Liliane. Todas son del Congo, en concreto de su capital, Kinshasa, y llevan entre dos años y pocos meses residiendo en el centro de inmigrantes del Jaral. Ya tienen sus túnicas, las medallas y los capirotes para poder salir este domingo con el Resucitado. Ya el pasado año hubo algunas penitentes del CETI que acompañaron al paso de Resurrección y en esta ocasión se repetirá  la salida.
En su país estas subsaharianas eran fervientes católicas practicantes. Por eso están muy ilusionadas, porque este domingo podrán salir cumpliendo con una tradición que para ellas es importante. “Es un gran día para los cristianos”, indica Beatrice. “Es una jornada de recogimiento y de perdón”, añade Blaudine.
Para el grupo las jornadas de Jueves y Viernes Santo además del Domingo de Resurrección son las más importantes. En su tierra ya vivieron esta tradición. Allí, en el Congo, procesionan sin túnica pero con una cruz siguiendo los pasos de Cristo o de la Virgen. “Para nosotros los cristianos hoy es un gran día”, aseveran.
Sus rostros denotan esa alegría y eso que todavía quedan días para que den las doce en el reloj de este domingo en el que podrán salir a la calle. Ahora viven esa espera con recogimiento y hasta cierto pudor, viven su penitencia como una forma de hacer visible esa necesidad de perdón. Todos los domingos, junto a más compañeros del CETI, acuden a la iglesia de África a participar en la misa. Y éste lo harán sabiendo que tienen por delante una tarea importante.

Los sin papeles se han convertido en protagonistas en Melilla

Desde el año 2009 los inmigrantes del CETI de Melilla salen en procesión. Este año participarán alrededor de 30 subsaharianos y algún hindú. En 2008 la imagen de la Virgen de María Santísima estuvo a punto de no salir en procesión en Melilla por falta de portadores. Después de aquello las cosas cambiaron. Y si en Ceuta ha sido el Descendimiento quien ha dado el primer paso (y eso que no necesita costaleros de reserva porque tiene una cuadrilla que supera los 40), en Melilla fue la cofradía de Nuestro Padre Jesús Cautivo quien echó mano de 34 extranjeros -30 hombres y cuatro mujeres- del CETI. Los varones portaron el Jueves Santo y el Domingo de Resurrección el trono del Cautivo y el de la Virgen del Rocío mientras que las mujeres hicieron de nazarenas.
La fe no entiende de papeles y Dios es el mismo para todos. Una máxima que cobra mayor protagonismo si cabe en Semana Santa, en donde no es de recibo que haya pasos que se queden sin procesionar por falta de costaleros.

Los últimos ensayos

La cuadrilla del Descendimiento. El pasado sábado fue uno de los últimos ensayos de los costaleros del Descendimiento. En la plaza del pasaje del Silencio el capataz Antonio Vallejo se afanaba en la colocación de todos sus hombres. Entre ellos los cuatro inmigrantes del CETI que participaran, por vez primera, en la salida. Vallejo les da las últimas directrices antes del gran día. Y ese gran día, o mejor dicho, esa gran madrugada será hoy. Todos saben lo que deben hacer. Víctor, el cubano, se ha encargado de que sus compañeros, que no entienden bien el español, se aprendan bien la lección. Así que pasadas las doce de la noche tocará vivir la fe, sin nerviosismos, pero con mucha entrega. Eso es lo que les une a todos. A todos los que integran esta imagen de grupo que pasará a la historia. Quizá la próxima Semana Santa lo que ahora es novedad sea ya algo rutinario.

Penitencia. El CETI acoge por segunda ocasión a grupos de penitentes que saldrán con el Resucitado. Se trata de subsaharianos que participan activamente en las misas que cada domingo se dan en la iglesia de África.

El mismo sentimiento. La Semana Santa no entiende de diferencias y tras el capirote tan sólo el espacio de los ojos deja ver que quienes están en procesión son subsaharianos. Es la misma fe y similar manera de compartirla. De esto entienden bien estas protagonistas que ya en su país salían en procesión. En apariencia algo distintas a las que se dan en Ceuta pero en lo básico, iguales.

 

3 detalles de la historia

La dirección del CETI vive con satisfacción este ejemplo de integración entre quienes viven en el campamento del Jaral y el resto de la sociedad. Que haya una convivencia plena en Semana Santa es el significado de que puede haber esa convivencia sin necesidad de papeles.

Descendimiento
1 - Es la primera de las cofradías que procesionará con inmigrantes debajo del paso. En Melilla esto lleva sucediendo desde el año 2009. Aquí en Ceuta, el Descendimiento no lo hace por necesidad de costaleros, sino porque es una Hermandad abierta a la que han tocado a su puerta y ha respondido que sí a esa participación, a esa querencia de los sin papeles por encontrar un hueco para vivir su fe. Otros pasos no podrán procesionar. Por ejemplo el Valle, siempre falto de costaleros, saldrá, de nuevo, en parihuelas. Y habrá imágenes que se quedarán en el templo.
Iniciativa
2 - Había más inmigrantes que querían salir como costaleros, pero la vida migratoria da sorpresas. Entre ellas la deportación. La semana pasada la Policía detuvo a 20 cameruneses del CETI y los trasladó a un CIE en donde esperan destino: o su puesta en libertad o el traslado a su país de origen si son identificados. Han quedado tres subsaharianos más Víctor, quien se ha convertido ya en uno de los emblemas del CETI. La dirección del campamento y la propia Iglesia han defendido esta participación, atendida por los cofrades.
Otros actos
3 - Paralelas a las procesiones que conforman la Semana Santa, los inmigrantes del CETI también organizan sus propios actos religiosas. En otras ocasiones han realizado su particular Vía Crucis e incluso han vivido su religiosidad organizando o simulando la procesión de pasos de Semana Santa. Los que son católicos viven su religiosidad a pleno rendimiento e incluso acostumbran a expresarla de una forma más visual que el resto. En la iglesia de África, cada domingo, decenas de inmigrantes participan activamente en las celebraciones litúrgicas en convivencia con el resto de cristianos que acuden al templo

 

Carmen Echarri

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